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(Cinco Días) En la primera quincena de mayo en que la generación térmica de carbón apenas ha representado un 1,3% del total del sistema, frente, por ejemplo, al gas, que se situó en un 16%, según datos de REE. Se puede decir que las centrales están “prácticamente paradas”, indican en el sector.

Dos son los motivos que los analistas del sector atribuyen al descalabro del carbón en 2019: por un lado, el impacto de la subida de los precios del mercado de emisiones de CO2, que en estos momentos cotiza a 25 euros la tonelada, y que ya a lo largo del año pasado se triplicó, y, por otro, la recuperación el pasado 1 de abril del impuesto del 7% a cualquier generación eléctrica que el Gobierno de Pedro Sánchez había suspendió durante seis meses (en el último trimestre de 2018 y el primero de 2019).Todo ello impide a estas centrales casar sus ofertas en un mercado en el que proliferan las renovables y donde la nuclear tiene un importante peso.

El año pasado, el precio medio de la tonelada de CO2 fue de 16 euros, mientras que en lo que va de 2019 el promedio está en el entorno de los 23 euros. El impacto en el coste de generación por el mayor coste precio de los derechos para una planta de carbón sería de unos siete euros/MWh, mientras que el ciclo combinado es mucho menor, del orden de 2,5 euros/MWh.

Con la desaparición del carbón en las casaciones del mercado eléctrico, será el gas, por tratarse de la tecnología más cara en ausencia de aquel, la que marque el precio marginal en los próximos años. Algo que podría encarecer el precio de la electricidad en el pool y, como consecuencia, de la factura de la luz.